domingo, 29 de marzo de 2020

CORONAVIRUS… EL CAMINANTE BLANCO DE “JUEGO DE TRONOS”


“Esto es lo que se aprende en medio de las plagas, hay más cosas en los hombres a admirar que despreciar”. [‘La peste’ de Albert Camus]
Lo que aprendimos de 'Juego de tronos' contra el coronavirus… Los siete reinos estaban enfrentados a muerte hasta que vieron una amenaza mayor que todos ellos: los caminantes blancos que habían traspasado el muro para contagiarles el "virus zombi".
Solo entonces deciden enterrar el hacha de guerra y unir sus gobiernos contra el verdadero enemigo común…
El resto, como la evolución y desenlace de la crisis real del coronavirus en el mundo, es 'spoiler'...
“Aquel mes de marzo de 2020 nos pusimos a pensar contornos y confines… ¿quieres oír la historia?... en cierta manera la costumbre de escuchar viene también de aquellos años, de aquel giro inesperado de la vida cotidiana, aquel agujero que se abrió en el tiempo. Hubo una recesión, como se le llamó al principio, la crisis del coronavirus, una pandemia sobre pandemia que ocurrió hace muchos años. La pandemia última fue un virus que hizo enfermar a muchas personas y mató a otras. La pandemia preexistente se llamaba egoismo mercantilista y durante siglos hizo enfermar al planeta entero, malvivir a la mayor parte de la población y morir a millones de personas. Pero nosotros no nos percatábamos, no sabíamos que malvivíamos, no imaginábamos que había otra manera de vivir. Y es por eso que la pandemia egoismo mercantilista se seguía propagando. Con la del virus y todo lo que vino después, recordamos de qué iba aquello del cuerpo, la vida, la casa, el planeta, los límites...
Aquel marzo de 2020 hubo un parón de verdad. Obligado, es cierto. Amargo, crudo, aterrador. Revelador, también. Todo el mundo a casa, que quien dice casa, debe decir hogar, reproducción del día, de las noches, de los cuerpos, de la vida vivible. Todo el mundo a casa, que se paren las máquinas, los centros comerciales, las excavadoras, las fábricas, las tiendas de cosas innecesarias, las consultorías, las gestorías, los aviones, los cruceros...
Todos en casa aquel mes de marzo. Todos sabiendo que el vecino está igual, todos sabiéndonos parte de un vecindario aquel mes de marzo. Y tantos meses después, que me doy cuenta que te lo estoy contando como algo bonito, y no. Al principio, además del miedo, la saturación del sistema sanitario, la enfermedad y la muerte, que eran los principales dramas, hubo la histeria de las legumbres y el papel de váter y muchas otras miserias. Aquella resistencia de algunos a parar, aquel triste delirio de que la orquesta del Titánic continuara sonando y que la última en resentirse fuera la economía, que por aquel entonces quería decir los beneficios de los de siempre y los despidos también de los de siempre. Todo el mundo en casa aquel mes de marzo, pero se evidenció que no todo el mundo tenía casa, y que no todo el mundo vivía con quien quería, que había gente que tenía miedo de la persona con quien compartía techo y cama. No fue bonito, no. Y fue duro darnos cuenta de que el contacto era lo más bello que teníamos, pero no podíamos tocarnos. Saber que nos quedaba la palabra pero muchas personas no tenían con quien hablar. Que otras, aun queriendo hablar, no tenían nada que decir.
Pero recuerdo también una vecina que dibujaba colibrís, una amiga que aprendió a bailar tango y una abuela que aprovechó para escribir sus memorias. Gente que se entregó a cosas fáciles, abarcables, baratas, que siempre habían querido hacer pero para las que nunca tenían tiempo. Recuerdo también que, al principio, salíamos al balcón a aplaudir a los profesionales de la sanidad y que, pasado el tiempo, la conciencia y la reflexión, les aplaudíamos no solo a ellos, sino a la red pública que apuntalaríamos, a las redes comunitarias, a la nueva organización social que ya íbamos intuyendo y que pondría la vida en el centro: la casa, el vientre, el corazón, el barrio, la vida sencilla, el tiempo para vivirla.
Aplaudíamos esa nueva lucidez nuestra de ver los límites, que nos animaba a cuidarlos, como queríamos cuidar a nuestros mayores y aquel aire que se iba tornando más puro cada día sin tanto coche. Aplaudíamos, porque queríamos volver a abrazarnos pronto, sí, pero ya no aceptaríamos nunca más, como vida normal, malvender tantas horas fuera de casa (mientras otras personas no tenían trabajo), no poder convivir con nuestros seres queridos, no poder romper convivencias indeseadas, la alienación de nuestras vidas, producir cosas absurdas, generar riqueza para el uno por ciento a base de precariedad vital. Aplaudíamos porque nos estábamos dando cuenta de todo eso y nos estábamos organizando para no volver nunca más al sitio donde lo habíamos dejado... “

COSAS A REPENSAR
Repensar la Sociedad
Tenemos una Sociedad cogida con pinzas, una Sociedad que no tiene Plan B. Vivimos en el día a día y nadie está planificando el futuro. La Sociedad tiene los pies de barro.
+ Ciencia – Fútbol
En estos días de confinamiento vemos que podemos vivir sin fútbol. No tiene ningún sentido que algunos futbolistas ganen más dinero en un año que 4.000 científicos.
Fake News
Las Fake News y las mentiras conducen a la desinformación, a percibir la realidad de una manera equivocada y a tomar malas decisiones.
– Políticos + Profesionales
En los últimos años se ha observado que muchos políticos llegan al poder sin experiencia de ningún tipo y con escasa preparación. Los políticos que elegimos son el reflejo de lo que somos.
Periodismo y Medios de Comunicación
Muchos medios de comunicación y periodistas no han estado a la altura de las circunstancias. Muchos medios han convertido la información en un espectáculo.
Repensar la Economía
Qué economía estamos trabajando que si estamos sin trabajar un mes tenemos problemas para comer. Hay que crear economías sostenibles y de futuro.
+ Valores – Egoismo
Las épocas de crisis nos muestran el lado más solidario de las personas. Y también el lado más insolidario de personas tienen grandes dosis de egoísmo.
Repensar Tecnología
Tenemos Big Data, Inteligencia Artificial, Blockchain, … pero de poco o nada han servido para prever o atajar la pandemia. Sí a la tecnología, pero para las personas.
Repensar la Educación
Hay que revisar las prioridades de la educación. Es un gran instrumento de crear Sociedad que no estamos aprovechando.
– Burocracia + Eficacia
Hay que repensar el exceso de legislación y de burocracia que soportamos personas y empresas. Hay que hacerlo mucho más fácil y eficiente.
Responsabilidad Social Personal
Si pedimos Responsabilidad Social a las empresas y Administraciones Públicas, hay que predicar con la Responsabilidad Personal.
Esta crisis debe ser una Oportunidad
Hemos de aprender de la crisis para mejorar la Sociedad, la Economía, la Educación…